Nada fue fortuito por ese entonces, ya habíamos entendido que se habían perdido veinte años de nuestra historia en un solo instante, de un vil plumazo, todo el mismo día. Nos habíamos perfumado lo suficiente, y nos sentamos a escuchar aquello que conocíamos, cuando empezó rogábamos para que no nos diéramos cuenta que no estaba pronunciando el discurso que habíamos escrito para él. Habíamos hecho bromas de su falta de movilidad demasiadas veces, las suficientes como para que no nos perdonara, durante el resto de su vida. Sus gustos indefinidos hablaban por él, huevo frito o langosta, le daba igual. Congelaste para siempre el sistema que te había dado forma, mentiste con todos los dientes y en cada formato en el que era legal mentir. El reloj había dejado de andar, gracias a tus designios, nunca fuiste muy brillante, mucho menos como para enterarte del daño que estabas causando, a tantas personas, simultáneamente. Te traicionaste a ti, a la vida, a esos mismos que después aplaudirían tu traición, igual que a los que te repudiarían, le perdiste completamente el miedo a la timidez que podría provocar ser una completa y absoluta; basura.
Últimas entradas
lo ridículo de estar vivo así

La vida consiste en no estar preparado
La vida no es hacer el ridículo en soledad
La vida no es una exhalación a secas
La vida no consiste en ser consistentes o topográficos
La vida es una constante o una sola consonante
La vida no es ninguna
La vida es un ningunismo para acomplejados
La vida es un sinfín de firmes tropiezos
La vida es un calabozo de enamorados
Querer volver a intentar respirar

Elimínenme de la lista de los que luchan
Ésta es mi melosa rendición
Mi silencio viene AHORA
Una cadena de oraciones es mi idea millonaria
Seguirte aborreciendo, mi deleite light
Deliberadamente cambiar de hábitos, para ser juzgados
Otro faro
Ser tus propias cifras, y sin ellas no ser nadie
El patriotismo que me quedaba, se ahorcó
Otra vez la misma guerra de siempre

Mendigándote sábados
entre mis brazos hasta mis propios brazos se adormecen
me abstengo de tomarte
this ain’t poverty is poetry
Dudas de Mall
Amarnos cada vez más vulgares
Mertiolate deconstruido
Robots carteristas de París caminando tropezadamente
Hermanos en guerra -la misma de siempre-
El auténtico idiota escribe libros para idiotas
Edad

La edad no interesa. No nos sirve de nada. Tenemos la misma edad que la persona a la que llevamos amando casi la vida entera. La edad que tienes, no es lo que amo de ti, amo nuestra vida juntos y cada día, la amo más todavía. El tiempo que pase, no es lo que quiero contar, lo que quiero es juntar recuerdos para después recordarlos juntos. La edad es una fantasía, solo sirve para que no nos vendan licor antes de hora; y nada más. Sumados, somos la mezcla perfecta de los años que pasamos juntos. Y de todo lo que vivimos, somos una vida entera, falte lo que falte; y esa vida entera no se mide por años, sino fotografías y música, se mide por la mirada de nuestros hijos perfectos a quienes amamos perfectamente. Gracias, por siempre cuidarnos.
Dos modelos, una batalla cultural

Daniel hace negocios. Hoy la fortuna más grande del Ecuador es todavía más grande (…) ni siquiera pagan los impuestos que les corresponde, su tía saca provecho (y mucho), quieren construir sin importarles la naturaleza, minería donde se les antoje y con violencia, son esclavos de todo el dinero que tienen, no trabajan para ti, su plan de desarrollo es la mentira, te dijo que iba a bajar el costo de la vida y te subió tres puntos el IVA, dijo que iba a ser distinto, un nuevo país, uno que resuelve, pero ejecuta 15% del presupuesto para que sigas migrando, mientras la muerte es pan de cada día ellos contratan publicidad electorera, su gabinete es igual a él, indolentes despilfarrando soberbia, no les importas ni un pepino. Mientras tanto las izquierdas se incomodan, resuelven unirse para seguir separadas, no logran terminar de unirse, el panorama no pinta bien, radicalizarse es imperioso.
Hijo de tal y cual

Discúlpame por escribir, no soy la persona más adecuada, y es que si no lo hago, sentiría que me fallo a mí mismo. Siempre he vivido con la misma tentación; esa de mandar todo a la mierda… y largarme (lógicamente sin saber a dónde). Es seguro que alguna vez te hice una canción; y nunca te lo confesé, para mí fue más fácil así. Ahora que ha llegado (eso parece) la hora del adiós, te dejo esta bolsita de generalidades, para que me recuerdes así: rupestre… pero especialmente para que me recuerdes: muerto. Tuve este sueño recién, uno que todavía no se vuelve recurrente. Íbamos en un 4×4, aparentemente a terapia, no sé quién iba a “terapear” a quién, diría que tú a mí. Supongo que era el fin de la sesión, porque para finalizar el viaje, estrellabas el carro contra una montaña de arena, del tamaño del vehículo, pienso que no fue la forma más ortodoxa de terminar la sesión, pero así terminó mi sueño, gracias por la falta de claridad. Vivir también es, luchar a diario contra ese miedo a sentirse inútil, a que tu presencia ya no sea necesaria, a no hacerle falta a nadie, ese miedo que se regresa contigo, a querer asesinarte, que usará tu muerte para su propio beneficio. Todo lo que nos digamos quedará inyectado en mí, todo lo que nos callemos, alguna recompensa traerá, y tal vez, algún día, sabremos de ella -o simplemente no-. Hay que saber morir con culpas y arrepentimientos, como casi toda las personas del mundo, luego, reapareceremos en las cocinas de nuestras vidas, así, en bata, con el pelo más canoso que puedas soñar despierto, con una lista de requerimientos y exigencias, como demandas de secuestrador, pero de inmediato cederemos a la presión, y es que nadie va a querer que vuelvas de la muerte, y es que nadie quiere que vuelvas. Vivir; es solo una vez, hijo de tal y cual.
Yo; de nuevo

Terapia desembarazante. Aquí es donde te dejo en libertad, todo lo contenido, aquello que me subyace y que epidérmicamente; se desbordó. Aquí me vuelvo un vomitador profesional, que no regresa a ver jamás, que se limpia los bordes de su boca para seguir escuchándote, y otra vez; vomitar. Acá debería bajar de peso; no caminando o bajando gradas. Empecé a escribir desde pequeñito, mi mami dice que inventaba noticias (igual que los de la televisión) y las redactaba en una máquina de escribir pesada y muy grande, color azul claro, marca brother quizás, recuerdo que lo que pretendía escribir; eran crónicas. Escribía sobre escribir. Tal vez sangrar, tal vez parir, para escribiendo; seguir. Venderte al mejor postor y enseguida enterarte que a la vuelta de la esquina hay un «todavía mejor postor»; al que entregarse. La duración es trivial, el tiempo no retumba, inventamos nuestro propio constructo social al respecto. Te irrespeto guardando absolutamente todas las formas posibles establecidas, y cuando miento, gracias a que soy lo que has hecho conmigo; tú llegas y me aplaudes, con tus suburbanas, mundanas y anodinas manos. En esta insustancial ciudad, plagada de coincidencias que acribillan el ornato, con llamaradas de furia y esmog, que conchabadas penetran nuestros cerebros; dejándonos finalmente huérfanos del gozo de estar vivos. Tal vez sea cuestión de verte con otros ojos (de lejos y sin prejuicios), tal vez necesites que escriba más sobre ti y que no te mire con desdén, desprecio, que te mire sin humillarte; y nada más. Te voy a tratar mejor, como si nunca hubiera pasado eso que hoy nos distancia, como si irse a dormir fuera; volver a empezar de nuevo, cada día.
disconfort

Mi vida es este confort que desperdicié, que desde el primer día (sin entonces saberlo) era una suma de errores, uno detrás de otro. Algo nos explotó en la cara, fue un evento que nos cambiaría para siempre. Unas camisetas blancas, comunes, nos hicieron sentir que éramos parte de, parte de algo, no importa de qué; tal y como cualquier ser humano normal desearía. Era la primera vez que nos quedábamos helados, sin poder reaccionar, acorralados por nuestra propia falta de respuestas. Ahora estamos conversando en círculos. Estrellamos nuestras cabezas contra las paredes de este despacho presidencial tan mundano; tan absortos y autosometidos. Nos convertimos durante un muy conveniente segundo eterno; en nuestra mejor versión, aunque insistan en tratarnos como esclavos, pensando que vivir en esta casa es gratuito y que todo caerá del cielo, que solo por ser un ser muy humano, te lloverán las bendiciones. Ya disfrazados con el overol de grasa ese, un día nos vamos a sacudir, descifrar para qué seguimos con vida, ¿por qué no mueres tú y sí otros? La vida… esa indescifrable injusticia que obligadamente, debemos surfear en Olón.
aunque

Ilustración: Enrique Vivanco Baquero
Bienvenidos a la novela que no he decidido escribir aún. Estas palabras vienen siendo todo lo que tengo pendiente al momento, y en este momento de mi vida son (supuestamente) una especie de transición hacia algo nuevo, aunque luego, todo vaya a seguir; exactamente igual.
Voy a intentar ser, esa persona que tantas veces he postergado, aunque tan solo fuera, por un instante. Me extraje de esa película coreana en la que (sin saberlo) me mimetizaron, me identifiqué tanto con esa escena, en la que borracho de nostalgia futura, merendaba; con amigos.
Amanezco con unas ganas locas de desecuatorianizarme por completo, no haber nacido aquí, me levanto de la cama queriendo ser de otra parte, tener otra bandera en la que vomitarme, otro himno del cual burlarme, arrastro y voy dejando desparramados por las calles de este mierdero: nacionalismos como bendiciones que no necesitaba, pero que de todas maneras he recibido, besos en la mejilla no solicitados y que me limpio (casi) antes de que sucedan, estrechones de mano a los que no pude anticiparme para desinfectar, teniendo que hacerlo cuando ya era tarde. Me limpio en tus manos, lo que me agobia. Alcohol-gel-social.
Os voy a dejar dos pequeños embajadores del mañana, para que merodeen y constaten, que todo siga, como no pudimos dejarlo. Como nos lo dejaron, aquellos que tampoco pudieron dejarlo; como querían.
Hiperesclavizados ciudadanos de cuarta categoría, sin papeles, ni permisos, no certificados, que perdieron a sus padres antes de que siquiera entendieran que existían, tanto ellos; como sus padres.
Identikit

No hay manera de sacar a pasear todas esas inseguridades, que me ahorcan aquí en la casa, y que alguien no me reconozca, afuera. Me voy blindando. Puedo llevar sombreros que me vuelvan calvo, gafas que me dejen ciego, o un gabán que no vaya con mi tamaño, seré líquido. Mi identidad siempre va -aunque caduque- aglomerada a mi retaguardia, no me puedo despegar de eso que dice el registro civil, que soy. Mis derrotas me inflan, pero me dan vergüenza mis triunfos, me quedo siempre con mi yo mediocre, cada día al despertar me elijo, me desocupo de lo que asumo me sobra, mientras me vuelvo a perder en la vorágine rutinaria del agobio de estar vivo, solo quiero que siga la vida, soltarme en las mismas calles, el camino secreto de papá, la esquina donde nos vimos a los ojos y nos mentimos, muchas veces la misma mentira, priorizando la cara, sobre la mente, despertando seguramente, a un personaje nuevo, uno que sigue queriendo ser yo.
fondo

¿tocamos fondo ya? ¿o ni siquiera es necesario apuntarlo? hemos llegado al fondo del estado o al estado del fondo, al abismo sin fin que a diario perjudica esa esperanza de poder volver a empezar de nuevo otra vez casi como si nada hubiera pasado, enterrar todo por enésima vez y avanzar contra todo, te llevaste mi karma, cuando empezábamos a proliferar como armas, como armas legales no letales pero sí angustiadas, disparos nerviosos que cometieron crímenes en el camino sin buscar la impunidad que hoy criticamos, si hacemos bromas éstas deben ser especificadas en el texto, no deberíamos privarnos de esa felicidad en cápsulas que son tu humor, y el mío, revolcándose. Me autoconfiné en los confines más deshabitados de este drama subhumano que no me pertenece, la burbuja en la que habitaba ya no es mía ni me interesa más, racismo hacia uno mismo y hacia absolutamente todos los detalles que nos recuerdan a nosotros, retornar a la tierra a nosotros mismos a la ecología de este pedazo de plástico inteligente que nos gobierna, el tiempo que ocupa en mi mente ese vacío (que hasta parece sensación) de haber abandonado estos micro textos que son parte de lo que soy y de lo que llevo dentro. Te quiero confirmar que no estoy listo para esto que propones con esa mirada tan desilusionante, pero no puedo.
